Desconectando (LIBRE)

Me apetecia callejear por los alrededores, así que di vueltas sin rumbo fijo... Hasta que me tope a lo lejos con una cara conocida mirando un escaparate
- ¡Hola! Tu estás en el internado, ¿verdad? Y le sonreí a la chica del jersey azul.

Vale, había acertado, con lo despistada que soy no me extrañaría que me hubiese equivocado.
- Exactamente. Eres... Brie, ¿no?

Me alegre de que alguien se acordara de mi nombre
- Esa soy yo! La gente no se suele quedar con mi nombre, me han llamado de todo... Reí.

No estaba acostumbrada a que me dijesesn que les gusta mi nombre, la gente en Italia se solía reir de mi, pero a mí también me gusta.
- Es italiano, bueno, somos italianos, mi nombre y yo. Me reí de la tontería que acaba de decir. Significa "Panaderita", mi madre me lo puso, por la amante de Rafael, que era su pintor favorito. La gente en Roma, se creía que era mi mote... Le conté la historia de mi nombre, era la primera vez que lo hacía...

Le sonreí
- El tuyo también es bonito, para mi es peculiar, estoy de las Giorginas y los Jovannis hasta las narices... Me reí.

Me entró la risa.
- Si, es un tanto redundante... Nos reimos las dos
- ¿Y que haces por aquí?

Le sonreí.
- Yo también he de reconocer que ando un poco perdida... Silencio... ¿Te apetece que demos una vuelta juntas?

Le sonreí, me gusta estar con gente.
- No, no había venido antes, es la primera vez que salgo por aquí... ¿Tú?

Intente buscar en mi destartalada memoria fotográfica si había visto algún sitio donde pudiesemos ir...
- Creo que he visto antes una cafetería muy mona por aquí cerca, ¿te parece bien?

Recordaba que estaba en una esquina no muy lejos de allí, así que comencé a desandar lo andado, con tan sólo bajar 20 metros la calle por la que había venido llegamos a la cafetería.
Era pequeña con aire de los años 20, con sofás y carteles antiguos colgados y espejos, tenía pinta de ser tranquila, perfecta para hablar y conocernos mejor.
Le abrí la pueta a Brie.
- Los ángeles primero Le dije mientras le ofrecía con el brazo que pasase hacia adentro.

Nos acercamos a una mesa con sofás, me aponsente en uno de ellos.

- Bueno... si se me puede llamar maga... Me reí de mi propia condición.

Me recoste en el sofá, me miraba con curiosidad, así que me decidía explicarselo:
- Porque no sé lo que soy... Me miraba curiosa Me explico: De un tiempo a esta parte me ocurren cosas raras de repente que no puedo controlar, ni parar, ni volver a repetir, cosas que podrían ser de más de una raza: He movido muebles por accidente, oigo lo que piensa Ivanne cuando se convierte en lobo (cosa que demomento es la única que he podido hacer de una forma continua)... Mi madre decidió mandarme aquí para que me ayudasen a descubrir mi identidad, cuando pasó la gota que colmó el vaso, estaba durmiendo tranquilamente cuando levitando, sin que a mi madre le diese tiempo a cogerme, caí por la ventana, por suerte sólo me rompí el brazo... Me reí de lo absurdo de mi situación