Puertas del recinto.

Encogido en mi abrigo, debido al frío, me acerco con una cadena en la mano a las puertas del internado, único acceso al mismo. Me asomo fuera, a los lados, por si atisbase alguna cara conocida, un alumno o algún profesor. Oteo a lo lejos, y observo como las luces en las casas se van apagando de forma paulatina.

-Sí, deben de estar, no, deben estar todos dentro ya; es tarde.

Cierro los portones de madera, y los mantengo cerrados con la cadena que portaba sujeta por tres candados. El internado queda así cerrado durante la noche. Me doy la vuelta y me encamino hacia el edificio principal, a las habitaciones, repasando en voz alta lo que tengo que hacer.

-Sacar fotocopias de los apuntes, preparar la tinta y las plumas, comprar rollos de pergamino, pasarme por la tienda de antigüedades... ¡Ah! Y no puedo olvidar dejarle las llaves al conserje para que abra las puertas mañana a las nueve de la mañana...

Al ver que las puertas del internado estan abiertas, no dude en salir y ver que hay por los alrededores

Al haber venido corriendo consigo ver que un hombre muy grande ha entrado antes que yo, por eso las puertas estaban abiertas, entro rapido y subo a mi habitacion.

Salgo rápidamente sin que nadie me vea.