Habitación.

Acababa de hacer una pequeña ranita de papel pinocho, que dejó sobre la mesita de noche, junto con un sombrero de samurai y un dado. Me dirigí a mi escritorio, donde me esperaban una serie de exámenes iniciales que ir preparando, y apuntes que ir estructurando. No podía permitirme llegar el primer día de clase con la materia sin preparar.

-Termodinámica... No, mejor empezar por cinemática sencilla. Si eso vectores...

Ordené mi mente y mi trabajo. Me dí la vuelta y me esforcé en sonreír.

-Pasa si quieres. ¿Necesitas algo?

-Eso pretendo, que empiecen, y para ello tienen que tener materia con la que empezar. No quiero pasar una clase haciéndoos presentar de uno en uno, y hablando de vuestras aficiones y aspiraciones... Me resultaría tedioso, aburrido.

Miro el reloj, y mi expresión facial se torna pacífica, serena. Recojo todas las cosas del escritorio y me giro hacia Ro.

-Es tarde, y creo que me voy a acostar. ¿Vas a quedarte a dormir, o vas a volver a tu habitación?

-Teatro... ojalá tuviésemos una banda de música en el centro, podríamos interpretar a Carl Philip... En fin. Ah, y no te estaba echando. Lo que digo, lo digo en serio; nos conocemos ya de hace tiempo, hay confianza.

Todo ello lo digo con bastante seriedad, muy fríamente.

Consigo esbozar otra mueca que intenta ser sonrisa, pero que es susceptible de ser comparada con el gesto de captar el hedor de las heces de un rumiante.

-Buenas noches, que descanses.

Me desabotono la camisa mientras saco el pijama de debajo de la almohada...

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Dado que me había quedado trabajando hasta tarde, tardía es también la hora a la que me levanto. Junto al armario, sobre una pequeña cajonera, tenía mi ropa ya preparada: un traje gris marengo, con corbata del mismo color, y camisa azul. Cojo mi maletín, con todo preparado en su interior, y me voy al comedor a tomar mi desayuno.